Se trata de un proyecto fotográfico en el que las instantáneas interpretan el paso del tiempo a partir de los pequeños objetos que conforman el universo íntimo de una casa, de cualquier casa: un reloj, unos cubiertos, unos restos de fruta, unas obleas, una pinza, una grieta en la pared o un paisaje contemplado a través de la ventana. La autora sintetiza en imágenes “todos los momentos (tiempo-lugar-forma-color-tono) para construir de una forma sugerente, buscando la esencia de los objetos que nos rodean diariamente y que en muchas ocasiones se hacen invisibles”.
En total se mostrarán alrededor de una treintena de composiciones en color, en las que la creadora castellana rescata estos elementos de su aparente trivialidad, alterando su escala y aislándolos del resto de cosas que habitualmente los rodean, convirtiéndolos en protagonistas de una mirada que procura una reflexión sobre la disolución del tiempo y que convoca la “memoria involuntaria”.
Luis Alberto Salcines subraya en el texto que acompaña la exposición cómo “la fotógrafa dirige su mirada sobre pequeños objetos cotidianos, inanimados, de apariencia insignificante, del ámbito doméstico, que utilizamos continuamente pero no reparamos en ellos hasta que dejan de cumplir su función porque no nos sirven, ya no nos interesan o, en el caso de los comestibles, porque se han descompuesto. Encarna Mozas se fija en la textura y el color de los objetos, aplica el objetivo de la cámara sobre detalles de los mismos, tratando de subrayar cómo actúa sobre ellos el paso del tiempo”.
Las fotografías van acompañadas por breves textos de Tomás Sánchez Santiago, “estableciéndose un rico y sugerente diálogo de ida y vuelta entre la poesía de la palabra de éste y la poesía de las imágenes de Encarna Mozas”, destaca Salcines.
Encarna Mozas (Soria, 1969) inicia su formación a finales de los ochenta en la Escuela de Arte de Zaragoza, especializándose en fotografía artística en la Escuela de Arte de Granada. Realiza asimismo cursos con diferentes autores, como Jorge Rueda, Rafael Doctor, Laura González, Oscar Molina, Jeanne Chevalier, Bernard Plossu, Antonio Tabernero o Daniel Canogar, entre otros. Entre 2000 y 2008 ejerce como profesora de fotografía en la Escuela de Arte de Soria. Ha sido becada en Fotopress 01 por la Fundación La Caixa en 2001 y por la Diputación de Teruel en 2005. Ha mostrado su trabajo en diversas galerías y centros de arte de Soria, Teruel, Valladolid, Cantabria, Salamanca, Zaragoza y Portugal, así como en la Primavera Fotográfica de Barcelona (2004), el Alternative Museum de Nueva York y el Museum Flint de Chicago (2005), o la EXPO de Zaragoza (2008).
En su trayectoria artística ha realizado varios proyectos fotográficos entre los que cabe destacar: “A puertas abiertas” (1997), sobre la diáspora y el abandono de la sociedad rural castellana; “Sueños rotos” (2000), donde explora la precaria situación de vida de los inmigrantes magrebíes en la localidad almeriense de El Ejido y el entorno familiar que abandonaron en la ciudad marroquí de Khenifra; “Lágrimas negras” (2002), sobre el desastre ecológico del petrolero Prestige; “La luz: el quinto elemento” (2004), una reflexión e investigación de la fotografía como medio para expresar sensaciones y emociones más allá del tema argumental; “Yriapu” (2004), sobre la población guaraní de “Trueno de Agua” en Argentina; “La línea del horizonte” (2005), sobre la relación entre el cielo y la tierra; “Fortalezas. La línea defensiva del Duero” (2006), en torno a las fortificaciones de la provincia de Soria; “Materia viva” (2009), sobre la naturaleza abstracta de pequeñas flores y plantas relacionándolas con un universo onírico y efímero como el tiempo; o el presente proyecto de “Marcas”.
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